La política de Zapatero en contra de los trasvases de momento lo único que ha logrado en 4 años es haber incrementado el gasto en agua con la construcción de las polémicas desaladoras, sin que se haya solucionado el problema del agua. Según los datos del departamento de Medio Ambiente, recogidos en el famoso ‘Libro Blanco de Zapatero’, se desvela que Narbona destinó casi 7.700 millones en inversión ejecutada en toda España.
Nada como el tema del agua para demostrar lo nocivo del sistema de las autonomías para la salvaguarda de la cohesión nacional, ya que en manos de irresponsables como Zapatero, solo sirve para fomentar la insolidaridad regional. No sólo las autonomías del PP, Valencia y Murcia, han tenido problemas, tanto Castilla-La Mancha como Aragón, y ahora Cataluña, también han tenido enfrentamientos con el ejecutivo central y entre ellas respecto a su política hídrica. El paradigma del caos que ha supuesto suprimir la política de trasvases en las regiones más o menos afectadas por la sequía ha sido la guerra estatutaria y la inclusión de disposiciones hídricas en las reformas aprobadas la pasada legislatura, por las que cada autonomía entiende patrimonio propio las cuencas fluviales.
El PSOE aumentó un 35% su inversión en agua en toda España en el período 2004-2007, y pasó de los 5.698 millones de euros gastados por el PP entre el 2000 y 2003, a los 7.683 millones de euros. Sin embrago el aumento del gasto viene a demostrar la errónea política hídrica del gobierno, porque con más dinero ha sido incapaz, no ya de solucionar el problema, sino de paliarlo.
Trasvases, de entrada, no
El PSC que vociferaba en contra del trasvase del Ebro, ahora reclama un trasvase desde el Segre, afluente del Ebro. Es decir, lo que los políticos catalanes no quisieron y rechazaron para Valencia ahora lo reclaman para ellos. El absurdo político ha llegado hasta tal punto que el Gobierno se ha visto obligado a oponerse a los deseos del PSC, federación socialista a la que Zapatero debe su victoria en las pasadas elecciones. No en vano el consejero catalán de Medio Ambiente, Francisco Baltasar, desveló un pacto de silencio con el Ejecutivo central antes de las elecciones.
Con toda la cara dura, porque el pueblo español, y los catalanes especialmente, ya han demostrado que están más que dispuestos a tragar con ruedas de molino y que la honestidad política les importa un bledo.
Así que, al igual que paso con la OTAN, no les extrañe ver como el PSOE cambia de opinión y donde dijo Diego ahora dice digo. Total, le sale gratis.
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