La bajeza moral del secretario general del PSE, Pachi López, es difícilmente definible sin entrar en calificativos que estarían dentro del Código Penal. Ahora dice que fue la familia de Isaias Carrasco quien decidió que “Mariano Rajoy no se acercara al féretro o a ellos” en la capilla ardiente instalada en el salón de plenos del Ayuntamiento de Mondragón durante la noche del viernes. En tal trance de dolor, nos preguntamos si lo decidió de verdad la familia o fue aconsejada por alguien. En todo caso cada cual entierra a sus muertos como quiere, faltaría más.
Pero lo que nos interesa analizar es la salida de tono de Pachi López en la capilla ardiente, suponemos fruto de su mala conciencia por el vergonzoso y repugnante papel que ha jugado durante la negociación que con los asesinos de su compañero de partido su jefe, Zapatero, ordenó. Lejos de respetar un momento de dolor en el que sólo cabía la solidaridad de todos los demócratas con la familia de la última víctima de ETA, Pachi López, en el colmo de la manipulación, delante del cadáver de su compañero de partido, se atrevió a usar su muerte para atacar al Partido Popular.
Cuando Rajoy le dio el pésame, López le espetó de malas maneras: Espero que nadie más de tu partido diga de un solo socialista que agredimos o traicionamos a las víctimas o que cedemos ante el terror”. Y esto lo dice quien se sentó mano a mano con el cabecilla político de los asesinos de su compañero de partido para tratar del papel que el brazo político de ETA, los etarras mismos, iban a tener en la decisión del futuro del País Vasco. Porque Pachí López se reunió con Otegui percusiamente porque ETA así lo había exigido y el PSOE consintió ceder a tal exigencia. Y aquel gesto lleno de significado, efectivamente, fue una humillación, una traición y sí, una agresión a las víctimas de ETA, perpetrada por quienes según les ha convenido han sostenido que Otegui era un hombre de paz, para luego meterle en la cárcel cuando electoralmente les venía bien , y siguen dispuestos a volverse a sentarse con esos mismos asesinos para negociar lo que haga falta, sobre los cadáveres de las víctimas y por encima de la unidad de España. El día de aquella infame reunión, allí estaba la madre de otro compañero de partido de López, también asesinado por ETA, Pilar Ruiz Albizu, madre de Joseba Pagazaurtundúa , para precisamente decirle eso, que era un traidor.
El numerito de López de nuevo nos recuerda la catadura moral del un PSOE que no duda, una y otra vez, en manipular las tragedias, exaltar –tensionar lo llama Zapatero- los ánimos, para ganar las elecciones, no con razones, sino apelando a instintos convenientemente agitados.
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